Picasso vuelve a Milán en un cara a cara conarte antiguo. El maestro de pasa de ron es protagonista del otoño milanesa y líder del programa expositivo de Palacio Real, con un evento que investiga la multiforme y profunda relación que el genio español mantuvo con el clasicismo a lo largo de su larga trayectoria. Ya de pequeño, gracias a su padre, profesor de arte helenístico, Picasso estaba como en casa entre los museos y aprendió a dar voz a la cerámica ya los jarrones, desde el estilo geométrico hasta los rojos y negros del Antigua Grecia. Un amor, una ósmosis. Para explicar la naturaleza de ese vínculo él mismo piensa: «Si todas las etapas de mi vida pudieran ser representadas como puntos en un mapa y unidas con una línea, el resultado sería la figura del minotauro«. Sí, el arte de Creta, el mito de Ariadna y Teseo, las formas grandes e «informes» de aquel antiguo monstruo que tanto dio forma a sus pensamientos. Ipso dixit y así el Exposición de Picasso en Milán, «Metamorfosis», del 18 de octubre de 2018 al 17 de febrero de 2019, es la etapa milanesa de una revisión europea sobre Picasso que, en los últimos tres años, ha tocado no sólo a Italia, sino también Francia y la España implicando más allá 70 instituciones culturales, con el objetivo de relanzar la investigación sobre la obra de Pablo Picasso.
La exposición de Picasso en Milán: Pablo el Milanés
A la sombra del Duomo (preventa ya abierta a partir de mayo en mondomostreskira-gruppi.vivaticket.it) también se espera una de las ventas más clásicas porque, con Caravaggio Y Leonardo, Picasso es uno de los artistas más queridos de los milaneses. Para el genio de pasa de ron, de hecho, esta exposición es la tercera «visita» en la ciudad después desembarco histórico de Guernica que en 1953 -un auténtico regalo del maestro a la ciudad- se expuso en la sala del Cariátidas del Palazzo RealI. Cincuenta años después, en 2001, cuatro días después del ataque a las torres gemelas de Nueva York, fue Picasso quien intentó levantar el corazón de los milaneses con una exposición comisariada en colaboración con los herederos del artista. Por último, el último pasaje cubista en Milán se remonta a 2012 con un gran excursus cronológico en un monográfico de gran impacto. Y ahora toca en Picasso 2018 y Metamorfosi, organizados por el Ayuntamiento, en colaboración con Exposiciones mundiales Skira y dirigida por Pascale Picard, director de los Museos Cívicos de Aviñón.
La exposición de Picasso en Milán: doscientas obras, seis secciones
Estarán cerca 200 obras en una exposición razonada y articulada en seis secciones entre las obras de Picasso y las obras de arte antiguas puestas en diálogo con las del maestro tal y como sugiere la reivindicación de la exposición de Picasso en Milán, que Metamorfosis que a su vez recuerda buena parte de la literatura antigua, Ovidio, ante todo. Las esculturas, pinturas, jarrones, placas votivas, relieves, ídolos, estelas y cerámicas provienen, principalmente, de París, desde Museo Nacional de Picassao, desde Louvre, desde Centro Pompidou y desdeNaranja. Viene otra serie Museos Vaticanos, del museo arqueológico de Nápoles, de Museo Picasso desde Antibas, del Museo de Bellas Artes de Lyon y de nuevo desde entonces museo Picasso desde Barcelona.
La exposición de Picasso en Milán: un beso, mil besos
La exposición se abre con una comparación culta y didáctica para entender la temática metamorfosis en el arte: así, junto a los lienzos de Picasso sobre el tema del beso, también se reúnen otros grandes intérpretes de este tema, desde Jean D. Ingres a Auguste Rodin. Entre el resto de temas investigados se encuentra el de los estudios preparatorios para Demoisellas de Aviñón, un auténtico manifiesto de su nueva estética. Para inspirar a Picasso fueron sobre todo las figuras del jarrones del Dypilon que el maestro admiró durante mucho tiempo Louvre que sigue siendo uno de los lugares de elección donde el artista dio forma a su gusto adolescente.
La exposición de Picasso en Milán: Arianna y los demás
Otro tema femenino investigado por Picasso es el de las odaliscas que deben mucho al tema clásico deAriadna dormida. En cambio, son los cerámica hecha después de la guerra en adelante, los artefactos sobre los que se articula el análisis antropológico de las antiguas bisagras. El último apartado está dedicado a esta forma de arte, que trata sobre el potencial de la terracota moldeada por Picasso como evolución de un producto que se convierte en una obra de arte. El espectáculo se encuentra en gran excursión que penetra en el laboratorio más íntimo del artista, a la luz de las antiguas fuentes que inspiraron su obra. Su punto fuerte es destacar aquella alquimia que sitúa a la antigüedad clásica en el corazón de una modernidad del arte del siglo XX.